jueves, 29 de septiembre de 2011
lunes, 26 de septiembre de 2011
Inadaptado al mundo
Existen algunos momentos en que uno desearía ser una persona normal, bien acostumbrada al mundo y alejado de todos los planteos sobre la realidad. No puedo serlo, y a veces me hace mal la sensación de no poder adaptarme a lo que se espera de uno, pero otras en que no me arrepiento
domingo, 18 de septiembre de 2011
Luchar contra el viento
Las cosas hermosas se las lleva el viento, pero ese mismo viento te traerá cosas nuevas, buenas o malas, que luego también se irán. Hay que combatir contra el viento, protegiendo lo que uno más quiere, cubriéndolos con toda la vida, para que permanezcan por más tiempo.
Es común decir que las cosas se las lleva el viento. También es común pensar que las cosas buenas son las que más se lleva, pero en realidad se lleva todo lo que no debemos tener en determinado momento de nuestra vida. Si tenemos que sufrir, sufriremos sin que el viento se lleve nada. Igual con todo lo que nos gusta tener, pero en algún momento el viento se lo lleva, para que nunca vuelva.
Sin embargo, no todo depende del viento. Como se puede observar en la imagen, nosotros como personas podemos proteger lo que queremos y lo que más valoramos. A veces no se puede combatir contra el viento, pero quedamos satisfechos de, al menos, haber hecho nuestro mejor esfuerzo. Se podría decir que la mejor estrategia para combatirle al viento es la preocupación, el mostrar interés en preservar lo que uno más quiere. Quizá unos buenos motivos pueden llegar a convencer al viento.
Cuando el viento se lleva determinadas cosas, como todo en la vida, también nos trae nuevas para que nosotros tomemos decisiones. Determinar qué es lo importante, utilizar el escudo para proteger lo que trajo de nuevo y uno valora de verdad. El viento no es necio, solamente responde a la lógica de cada persona. El viento es el que mejor entiende lo que valoramos y lo que supimos cuidar, y si no lo hicimos o quisimos hacer, entonces se lo lleva.
Personalmente aprendí esto. Ahora aprendí a luchar con el escudo contra el viento. A veces las cosas no se dejan cuidar, pero uno puede estar tranquilo de que dio lo mejor de sí. El viento no es vengativo ni malvado, solamente nos muestra lo que hicimos bien y lo que no, cuando se lo lleva o cuando lo deja. Con cuánta fuerza combatimos para defender lo que más apreciamos
jueves, 15 de septiembre de 2011
Éxito asegurado
Con aspiraciones altas, el éxito es rotundo o los logros son normales, pero siempre se consigue algo satisfactorio. Con aspiraciones normales, existe el riesgo de un éxito ajustado o un resultado indeseado. Por eso es bueno aspirar a cosas bien grandes, aunque parezcan imposibles.
Tanto Nefertiti como todo el arte egipcio, especialmente en su arquitectura y escultura, tenía grandes aspiraciones por ver todo lo que se venía, ver más allá de lo que todos ven. Con la mirada puesta en el horizonte y (en los hombres) una pierna dando un paso hacia adelante, nos muestra la actitud de nuestras aspiraciones.
Cuando uno aspira a cosas grandes, teniendo noción de lo complicado que puede parecer lograrlo, hace lo que sea necesario para alcanzarlo. Aspiraciones tomadas en cuenta como un deseo ferviente de tener algo, de alcanzar un objetivo. Sea una nota en la escuela o la amistad de una persona. Al tener aspiraciones altas, se asume un posible riesgo irreversible, pero la mayoría de las veces se consigue ese objetivo grande, o bien un resultado aceptable. Si uno estudia mucho, es factible que le vaya excelente o muy bien.
Cuando una persona tiene aspiraciones normales, se podría decir mediocres, el éxito se hace más complicado. Se corre mayor riesgo de fracasar en lo que se quiere alcanzar. No quiere decir que no se pueda alcanzar, pero es un éxito ajustado, o un resultado quizá indeseado. La posibilidad de fracaso es mucho mayor que con aspiraciones altas. Si uno estudia solamente para aprobar con 6, es probable que algún imprevisto lo haga desaprobar. Lo mismo si uno intenta conquistar la amistad de una persona, pensando en que nunca va a querer ser su amiga.
Por más imposible que parezca, es importante tener las aspiraciones bien altas. Esto no garantiza un éxito rotundo, pero de esta forma es mejor para conseguir lo que uno desea. Aspirar a mucho no le hace mal a nadie, solamente requiere un gran esfuerzo de voluntad, sostenido de una confianza y optimismo al servicio de la persona.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Vida con vallas
La vida es un salto constante de vallas. Después de saltar tantas, en algún momento el cansancio llega y tropezas. Pero eso no impide que te levantes y sigas saltando. No existen caminos alternativos, ni se puede evitar las vallas. Al final se encuentra lo que uno más desea
La vida no consiste, como es lógico, en un camino simple por recorrer. En este caso, planteo la interposición de vallas en nuestro camino de la vida, que nos dificulta avanzar, pero no nos imposibilita.
Como es normal, luego de mucha actividad, uno termina tropezando con las vallas, donde se producen lastimaduras o simplemente un cambio en la "cotidianeidad". Todos tenemos la chance de levantarnos y seguir avanzando, tomar carrera nuevamente y seguir saltando. No se puede volver atrás, porque el error ya está hecho, solo se puede continuar y, en el caso de haber reconocido el error cometido, tenerlo en cuenta al saltar la valla siguiente.
Una persona inteligente me podría plantear dejar de saltar las vallas y llegar al final caminando por el costado. Yo le contestaría que si la vida fuese tan simple, no tendríamos incentivos para vivir, para estar saludables. Vivir es, ante todo, estar en continuo movimiento, experimentando cosas. Lo bueno cuesta, el esfuerzo sería saltar todas y cada una de las vallas. Al llegar al final, está lo que uno más desea, si decidió superar todos los obstáculos, aún sin saber qué le esperaba.
A diferencia de una carrera de salto de vallas, acá no se trata de llegar más rápido, sino de llegar mejor. Saltar la mayor cantidad de vallas, sin importar la cantidad de veces que tropieces, sino la cantidad de veces que te levantaste y tuviste la voluntad de seguir adelante. Así es la vida, vallas por doquier, una persona que debe recorrerla y un premio al final. No puedo decir cuál, porque no todos tenemos los mismos deseos, pero cada uno lo irá descubriendo.
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