Vida bifurcada
La vida te da la oportunidad de elegir entre dos caminos. Te lleva por el que elegiste. Si tropezas con una piedra, la vida te da la oportunidad de retroceder y elegir el otro. No se sabe lo que hay. Los sensatos que arriesgan en la vida para conseguir algo mejor toman el nuevo, sabiendo que al final puede estar la felicidad, los otros toman lo seguro sabiendo que van a tropezar con la misma piedra
La vida encuentra sus bifurcaciones en las decisiones que vamos tomando. Antes de explicar la frase, quiero dejar en claro que no quiero decir que la vida tiene solo dos caminos, sino que simbolizan lo conocido y lo aún no vivido. En la vida elegimos un montón de caminos, sobre una variedad inmensa de aspectos, pero esto sería un simbolismo de las decisiones en la vida de cada hombre.
Al comienzo, cuando uno empieza a tomar decisiones, los dos caminos son desconocidos. Cada cual, a su vez, se sigue bifurcando infinitamente. Uno tiene la posibilidad de elegir. En algún momento, en el sendero se puede interponer una piedra que te impida seguir caminando, o te haga sufrir mucho para superarla. La vida es tan generosa que te da la oportunidad de retroceder para tomar una nueva decisión. Los más sensatos eligen el otro camino, el aún no recorrido, asumiendo todos los riesgos que eso implica. Los demás, por miedo a lo desconocido, retoman el mismo camino, sabiendo que al final se va a encontrar con la misma piedra.
Estas bifurcaciones en el camino se terminan en algún momento, precisamente cuando uno encuentra la verdadera felicidad. Los que tomaron el riesgo de cambiar de rumbo, tal vez la encuentren o quizá no, y tengan que volver a retroceder. Me preguntarán cómo sé cuándo conseguimos la verdadera felicidad. Yo les respondo, cuando de verdad se sientan felices, de vivir, de estar con la gente, cuando se sientan bien con ustedes mismos.
Las bifurcaciones tienen una única meta: la felicidad. Pese a que muchos intentan descubrir la clave para obtenerla, yo me doy cuenta que no todos somos felices de la misma manera. Es decir, la felicidad es muy subjetiva. ¿Quién sabe si al final de las bifurcaciones lo que vemos es una ilusión, un espejo que nos muestra a nosotros felices? Tal vez las bifurcaciones sigan, pero no las podemos ver, solo nos vemos con una felicidad inmensa. Busquemos ese final del camino, porque ahí yace la verdadera felicidad, que es cuando cada uno, desde su posición, se sienta pleno de felicidad.
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