Cuando uno da vuelta una página de un libro, puede volver para atrás para ver cómo fue, pero no puede vivir la historia de la misma manera, sino para recordar o repensar. En la vida constantemente pasamos de página, pero las otras ya están escritas y queda en la memoria lo más importante...No hay que intentar volver a sentir el libro, porque no se puede, sino entender el libro, para comprender el final.
La primera lectura de un libro implica una emisión de un juicio acerca del material muy drástica: me gustó o no me gustó. Así, a secas. La vida no se puede calificar de la misma manera, y menos cuando ya se terminó, sino a partir de las lecturas que se van haciendo.
Cada día de nuestra vida pasamos una página tras otra. Lo único que podemos hacer es volver atrás y repasar o releer lo que ya ocurrió. No se puede volver a vivir de la misma manera, ni tampoco se puede volver atrás para empezar de nuevo, hay que seguir adelante con las páginas ya escritas. No obstante, es necesario entender lo que ocurre y por qué ocurre para llegar a alguna conclusión sobre el final del libro, cómo se va dando.
Pasar páginas implica un progreso. No en el sentido de "todo pasa", sino "lo hecho, hecho está". El mensaje del libro (que coincide con la imagen) es claro. "Todo depende de tí". Un libro cualquiera está escrito por otro, el libro de la vida lo escribimos cada uno. Los hechos no se pueden modificar, pero sí comprender y sacar conclusiones. No se trata de retroceder, sino de rememorar, de revisar lo que pasó.
No hay que tratar de volver a lo mismo. Un hecho repetido dos veces, en cualquier libro, lo vuelve repetitivo y poco novedoso. Hay que renovar, hacer cosas nuevas, pero teniendo en mente lo acontecido, bien entendido y asimilado. Las hojas pasan, pero siempre algo queda en nuestra mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario