jueves, 25 de agosto de 2011

Valor humano

En la calidad también se puede encontrar la cantidad. Una persona sola puede valer como miles, mientras que miles de personas pueden no llegan a formar una sola.

Cuando buscamos las personas con quienes vamos a pasar el resto de nuestras vidas, ya sea amigos, novios, etc. es normal buscar gente con un valor humano importante, que a uno lo complemente. ¿Qué es el valor humano?

Que una persona busque a alguien con un gran valor humano no significa que los que no tienen valor humano quedarán solos. No todos se fijan mucho en eso, y además posee mucha subjetividad esta clasificación, porque puede ser de una forma con algunos y de otra con los demás. No hay una característica para juzgar si una persona tiene o carece de valor humano. Como todo lo que respecta a los hombres, posee mucha subjetividad.

Cada cual elije con quien va a pasar su vida. Se puede buscar cantidad o calidad. Tener muchos amigos o andar con muchas mujeres, o elegir una mujer o pocos amigos cercanos y saberlos aprovechar. Una persona sola puede satisfacer todos tus deseos y expectativas, valiendo como miles. En la cantidad, pocas veces se encuentra la calidad, pero si en sentido contrario.

Las elecciones en la vida son la base del progreso. Buscar la calidad es el objetivo. El valor se encuentra en la calidad, aunque algunos crean que es simplemente la cantidad lo que importe. A veces pocos son más que muchos, y de mejor calidad, hay que aprender a seleccionar. 

lunes, 15 de agosto de 2011

Sobre relecturas

Cuando uno da vuelta una página de un libro, puede volver para atrás para ver cómo fue, pero no puede vivir la historia de la misma manera, sino para recordar o repensar. En la vida constantemente pasamos de página, pero las otras ya están escritas y queda en la memoria lo más importante...No hay que intentar volver a sentir el libro, porque no se puede, sino entender el libro, para comprender el final.


La primera lectura de un libro implica una emisión de un juicio acerca del material muy drástica: me gustó o no me gustó. Así, a secas. La vida no se puede calificar de la misma manera, y menos cuando ya se terminó, sino a partir de las lecturas que se van haciendo.

Cada día de nuestra vida pasamos una página tras otra. Lo único que podemos hacer es volver atrás y repasar o releer lo que ya ocurrió. No se puede volver a vivir de la misma manera, ni tampoco se puede volver atrás para empezar de nuevo, hay que seguir adelante con las páginas ya escritas. No obstante, es necesario entender lo que ocurre y por qué ocurre para llegar a alguna conclusión sobre el final del libro, cómo se va dando.

Pasar páginas implica un progreso. No en el sentido de "todo pasa", sino "lo hecho, hecho está". El mensaje del libro (que coincide con la imagen) es claro. "Todo depende de tí". Un libro cualquiera está escrito por otro, el libro de la vida lo escribimos cada uno. Los hechos no se pueden modificar, pero sí comprender y sacar conclusiones. No se trata de retroceder, sino de rememorar, de revisar lo que pasó.


No hay que tratar de volver a lo mismo. Un hecho repetido dos veces, en cualquier libro, lo vuelve repetitivo y poco novedoso. Hay que renovar, hacer cosas nuevas, pero teniendo en mente lo acontecido, bien entendido y asimilado. Las hojas pasan, pero siempre algo queda en nuestra mente.

sábado, 6 de agosto de 2011

Apariencias que no engañan

Hay veces que las primeras impresiones y apariencias no engañan, sino que muestra lo que la persona va a querer ocultar en adelante, por un fin determinado.

 Muchas veces hablamos de las primeras impresiones de las cosas. Cuando vemos a una persona por primera vez, siempre un primer juicio aparece, al igual que al observar un objeto. El iceberg representa una apariencia superficial que engaña, ya que oculta mucho más en lo que no se puede percibir a simple vista. Al igual que una persona. ¿Siempre engañan las apariencias?

Hace tiempo que vengo pensando la frase. Cuando uno tiene cosas de las cuales se avergüenza o que le parece que no serían bien vistas, por lo general las oculta. Al conocer a una persona, ya con bastante tiempo (no hablo de un solo día), hay veces que se ataja para intentar ocultar determinadas características, pero que tal vez la otra persona lo descubrió con una simple mirada a los ojos o al cuerpo entero.

Hay rasgos que son difíciles de ocultar. Si uno se ataja diciendo: "yo no soy celoso", "yo soy pudoroso", pero después no demuestra lo mismo con los actos, anda actuando al igual que un celoso, o anda vestido/a de una manera excesivamente seductora, es obvio que lo que trató de ocultar no le resultó posible.

Con esto que digo, no quiero decir que esté mal ser así, pero sí que está mal ocultarlo. A las personas nos gusta conocer al otro auténtico, con sus virtudes y defectos, y después elegimos si queremos seguir tratando con esa persona o no. Así que a veces las primeras impresiones no engañan, sino que muestran lo que el otro quiere ocultar. ¡A prestar atención!

martes, 2 de agosto de 2011

Palabras de un sabio


Cuando John Lennon tenía 5 años, le preguntó a su madre: - Mamá, ¿cual es la moraleja de la vida? Y su madre le respondió: - Sé feliz. Otro día en la escuela, la maestra de John Lennon le dio una tarea que le preguntaba qué quería ser cuando fuera grande, y John Lennon dijo que quería ser feliz. Al día siguiente, la maestra dijo: - Usted no entiende la tarea. Y John Lennon dijo: - Y usted no entiende la vida.

Retransmito estas charlas que tuvo John Lennon con su madre y su maestra. Este gran cantante, también en sus canciones intentaba reflejar una visión del mundo y una visión utópica de cómo se podría cambiar el futuro, donde el cambio empieza desde cada uno. Acá comienza un planteo interesante: el rol de la educación en el hogar y la educación en la escuela y la universidad.

La familia de Lennon, en este caso su mamá, le enseñó que el objetivo de la vida es ser feliz. Lo que los familiares, y particularmente los padres te inculcan, es palabra mayor y nadie la puede cambiar. Así comienza la educación, una planta no puede seguir creciendo si cambia sus raíces. El fin de la vida es ser feliz, haciendo lo que a uno le gusta, compartirlo con gente que lo hagan sentir bien a uno.

Cuando la maestra manda el deber a los chicos, y la pregunta va dirigida hacia el futuro, lo que uno quiere ser cuando sea grande, John respondió con todo lo que había aprendido. Comprendió que le preguntaron sobre ser, y no qué quería hacer en su futuro. No es que no supo entender la pregunta, sino que la intención de respuesta de la profesora era muy superficial.

Sin dudarlo, el niño le respondió que no entendía la vida. ¿Quién la entiende en realidad? Él, por lo menos, se planteó un objetivo, tan simple y tan complejo a la vez, que es ser feliz. Ese es su horizonte, el motivo de su vida. Es lo que quería ser en el futuro. Es una meta brillante, que podríamos todos buscar. ¿Si no que buscamos? Ganar más plata o más prestigio no parece muy decoroso. Buscar la felicidad por medios propios es el fin de la vida, para la autorrealización